Nada parecía verdad en aquella
delicada tarde de porcelana en que Nimo Harold tercero sufrió un
colapso mental que le llevo a permanecer en casa durante tres días.
Al tercero, y una vez superado el amanecer, un rayo de solo se colo
por la ventana, dejando paso al calor que el androide era incapaz de
sentir.
padre había muerto hace semanas, y su
cuerpo al caer había roto la tensa cuerda que lo unía a la corazón
del androide.Su despedida fue extraña, y simplemente Nimo arrastró
su cuerpo hasta los limites del planetoide, y arrojándolo al vacío
estelar, rezo una plegaria. Pero ya no importaban los mantras, sin
padre en el lugar, ya nada tenía demasiado sentido.
La tierra había dejado de ser
productiva un año antes, debido a que las lluvias cósmicas que
siempre acompañaban la primavera, habían virado hacia lugares más
propicios. Y la cose cha de calabaza gigante se había arruinado. Sin
casi nada que llevarse a la boca padre se había resignado,
reduciendo su mundo a la mínima expresión. Entonces los días
comenzaron a hacerse mas largos, mas melancolicos y la belleza que
una vez se había aposentado en sus ojos, se había extraviado como
motas de polvo en medio del océano.. Pero esto era una larga
historia. Nimo estaba solo, ya no quedaba nada por lo que luchar.
Nimo intentó conciliar el sueño
aquella noche, pero los cantos de las ballenas en ruta estelar le
impidieron dormir. Entonces decidió salir fuera, y levantandose de
un salto espasmódico, se alzo sobre las suaves sombras que envolvían
la cabaña. Fuera un cielo lleno de estrellas iluminaba los restos
del pequeño planeta moribundo. Dos ballenas pasaron flotando cerca
de su cabeza, y observando sus movimientos concentricos pudo ver la
hoja de ruta de sus pensamientos.
La partida no se hizo esperar, arrastro
la vieja barca hasta la frontera entre tierra y espacio, y esperando
los vientos nocturnos, alzó la vela. La barca zozobro en medio de la
nada, pero tan pronto como esta fue izada, la nave inicio el viaje.
Durante semanas Nimo viajo a través del espacio,Vio ciudades
erigirse en medio de la nada, para ser tragadas luego por un agujero
negro y vió cuerpos alejarse a velocidades relativistas a través de
naves pantalla, lo vio todo y cuando no quiso ver nada simplemente
hizo naufragar su nave sobre un meteoro cercano. La embarcación dio
media vuelta, para una vez pasado el oleaje inicial posarse en medio
de la roca, que en verdad, formaba parte de un sistema mayor, regido
por una enana marrón. Su carcasa azul oscura casi negra reflejaba la
profundidad de la noche eterna. El androide se sintió exhausto y
colocandose en una posición fetal durmió lo que quedaba del día.
Pequeños fragmentos de sueño se depositaron detras de su ojo a modo
de proyector. Recordo la vieja casa, rodeada de amplios prados
movidos por el viento. El olor a tierra mojada y as nubes que
envolvían el lugar, pro nada de esto era suyo, ya que él solo era
la perfecta taza de te, nunca el contenido. Porque desde que tenía
uso de razón Nimo había habitado un planeta semidesertico en los
limites de la realidad. Muchas veces le había preguntado a padre de
donde venían, pero este no había respondido, y simplemente había
tragado saliva mientras recordaba un pasado que no estaba en ningún
atlas imaginario.
Cuando Nimo despertó la enana ya
estaba ahí. El meteoro se había ido desplazando a través del
espacio, durante el tiempo que el androide permaneció durmiendo. Un
suave resplandor ilumino su cuerpo, y sintiendo cierto calor en su
interior metalico, resoplo un largo suspiro.
-que te pasa.- Pregunto la enana,
mostrando una voz honda y gutural que contrastaba con su apacible
candor.
-No lo se.- respondio Nimo , observando
fijamente la profundidad de algo que parecía una estrella., pero que
realmente no lo era.
Entonces esta brilló de una forma más
intensa, y Nimo sintió un ligero temor.
-No tengas miedo.- prosiguió la enana-
solo soy ligeramente incadescente, no soy demasiado peligrosa.
Entonces Nimo le contó toda su
peripecia, como había huido de su hogar para intentar buscar las
respuestas de una vida definida por la reacción que mantenía con
padre, pero antes de que llegase al final, esta le interrumpio, y
lanzando varias llamaradas rojas y azules respondió.
-tienes dos opciones, una es seguir
como estás, la otra es aventurarse en lo desconocido, no querer ser
nada, porque cuando no eres nada, lo eres todo. Crees que me preocupa
no ser una estrella, ellas viven estresadas ardiendo todo el rato, yo
no tengo esa necesidad expresiva. Pero a cambio tengo algo más de
fondo.
Nimo no entendía nada de lo que le
decía, pero en ese momento todos los caminos habían sido vetados
tantas veces que solo la idea de transitar por ellos de nuevo le
causaba cierto hastío, ya no había un lugar al que volver
fisicamente, pero tampoco existía ese lugar en el fondo de su alma,
porque en realidad solo era un simple androide, sin utilidades, sin
designios, y sin una idea clara de si mismo, así que ya no tenía
nada que perder. El androide cogió aire, y dejandose caer dentro de
la enana, por primera vez sintió algo de paz, puede que este fuese
el viaje final, pero que pasaba cuando no puedes morir, cuando lo
único que puedes es reiniciarte, y como mucho perder la memoria,
pues posiblemente no sucediese nada, un final era un final, solo que
esto no lo era.
Nimo despertó de nuevo, pero cuando
despertó ya no supo reconocer, su propio rostro, porque realmente
era otro, la habitación era de color lila, y unas tupidas cortinas
rojas, impedían que la luz de la mañana entrase a través de la
ventana, entonces Nimo comprendió, que estaba muy lejos, lo más
lejos posible del hogar, pero que aquello no le disgustaba. Un suave
aroma a pan recien hecho, tostadas y chocolate, bajaba por la
escalera. Padre se encontraba cerca de la cocina leyendo un
periodico, en el que se anunciaba una guerra ficticia que nunca tuvo
lugar. Nimo se acercó a padre y este le acarició la cabeza,
mostrando una sonrisa. Estaba de nuevo en casa y nada lo movería de
allí. Y este si que era un final.